sábado, 5 de marzo de 2016

Introducción (escrito por Cris de 6ºA)


-¡Cumpleaños feliz!.
-Mi madre murió en una inundación de un crucero y de mi padre no hay rostro de él, pero le dimos por muerto. No se sabe de nada ni de mi padre ni de la familia.
-¡Cumpleaños feliz!.
No vino ningún familiar de las dos familias de mi padre o madre...
-¡Te deseamos todos...!
.... ni llamadas telefónicas. Murieron sin que sus dos hijas conociesen a sus primos, tíos, solo ha su querida abuela Carmen de parte de mi madre. Que ahora nos cuida con dificultades.
-¡...cumpleaños feliz!
No creo que debamos estar contigo
Estoy escuchando los aplausos y gritos de mi abuela.
Hoy es el cumpleaños de mi querida hermana Carlota. Cumple 4 años; todavía es muy pequeña contarle que han muerto nuestros padres, cree que están todavía de viaje después de un año y medio.

Mi abuela se levanta con patosez y va lo más rápido que puede a por dos paquetes.
Con una sonrisa dulce enseñando sus dientes de leche coge un paquete enorme.
Lo abre con cuidado y ve una caja de cartón, y se le borra la sonrisa de la cara.
Me mira confusa y yo la sonrío. Mira la caja y la abre, cuando sale una sonrisa mientras absorbe aire por la boca y suelta. Y saca unas botas moradas, un jersey azul para este otoño y unos pantalones color rosita palo. Todo un conjunto hecho.
Y después le ofrecí el mío.
Lo abre y ve la Barbie y perrita popo, sonríe y lo abraza con fuerza mientras se balancea mirándome.
-Me encanta .Comenta
¡¿Que querías que le regalase?! Si a mi hermana lo único que le gustan son las muñecas. Ni las Pinipon, ni My Little Pony, ni los barriguitas, nada. Solo las muñecas pero solo que tienen que ser de Barbie cuidadín. Tampoco las Monster High, una muñeca que te encuentres, las Nancys tampoco ni las muñecas que hacen las películas Disney, como si es bonita y le gusta.
Un día estábamos en la playa, ella tenía 3 años cuando todavía estaban nuestros padres. Entramos en una tienda de juguetes que ella insistía en verla y para callarla la llevé mientras que nuestros padres se iban a tomar algo en un bar. Encontramos a una muñeca preciosa la quería incluso para mí de lo bonita que era. A ella le gustó, le dije que si la quería. ¿Sabes lo que me dijo? Que no que como no era de Barbie que prefería otra igual rubia y con ropa choni y súper maquillada.
Tomamos la tarta y después Carlota estuvo jugando con su nuevo juguetito, que no lo entiendo sinceramente. Si se supone que va dejando regalitos por la ciudad algunas personas y es una de las cosas que no nos gustan de los perros.
Mika mi perrita es mirando mal juguete mientras yo miro por la ventana. Se acercaban un viento frío y días nublados se notaba que ya empezaba el otoño. Por lo que también las hojas de los árboles se iban cayendo.
Mientras que oía la televisión que era más que aburrida.
Pensaba en el día siguiente, estaría con mis amigas hablando, comiendo y escuchando a los profesores de cada clase.
Recordaba a aquella chica creo que llamada Nuria Steel. Con el pelo negro alisado que llegaba a los riñones y flequillo. Siempre mis amigas la han despreciado. Tímida, piel pálida con los ojos azules color hielo. Más bien era envidia. Y los labios finos y claros. Por su belleza.
De lo tímida que es creo que no habla con nadie pero un día que pasé por ahí con mis amigas, me parece que se llamaba Lope Reyes se acercó a ella con su pelo color dorado, con una sonrisa.  Y se sienta a un metro de distancia de ella.
-Nuria. Llegué a escuchar desde lejos.
Cuando mis amigas me llamaron. Nuria miró al chico y escondió su cara con su pelo perfecto y largo, tapándosela mientras miraba dirección a sus zapatos.
-¡Carlota!-Escuché la voz de mi abuela-¡A la cama!
-Solo un poco más. Suplicó con cara de penita.


Mi abuela no respondió y Carlota subió las escaleras. Miré a Mika, mientras acariciaba su pelaje blanco. Estaba relajada y tranquila se la notaba por lo que no movía la cola y tenía los ojos cerrados. Unos minutos después me levanté y me aseé y me metí en la cama. Y caí al sueño rápidamente.
Con los rayos del sol me desperté, miré al despertador.
-¡Ah! Grité mientras daba un salto en la cama- ¡Abuela llego tarde!
Desayuné como un león eso me recordó a un anuncio de la tele. Cogí lo primero que pillé del armario y me lo puse corriendo. Me peine mientras bajaba las escaleras. Y lo tiré por el salón, tuve la sensación de que aterrizó en el sofá. Cogí la bandolera azul oscuro y salí por la puerta.
-¡Adiós!. Me despedí cerrando la puerta lentamente.
¡Clic! Sonó de la puerta bajamente. Me giré, suspiré y....¡Empecé a correr! Cogiendo la asa de la bandolera. Sentía como el viento me daba en la cara apartándome el pelo. Vi detrás de los árboles, el instituto. Entonces desaceleré el paso poco a poco, vi la entrada del instituto lleno de árboles y las escaleras entre ellos. Tenían un color gris a punto de ser blanco.
Al subir las escaleras justo en el último peldaño vi el instituto y mi vista bajó de repente al suelo. Me había tropezado, que patosa era. Cuando vi unas deportivas blancas. Subí la vista y vi a un chico con el pelo corto y negro, tenía la mano extendida para levantarme con ayuda suya. Baje la cabeza de inmediato; que vergüenza seguramente se estaría riendo de mí sentía como me ponía roja, intentaba evitar las lágrimas del dolor. Me había dado en la espinilla se me pondría, un moratón me iba salir morado en la pierna. Pero  no pensaba quedarme quieta, si no iba a llegar un poco atrasada la clase. Oí unos pasos que se alejaban. Cuando los escuché un poco más lejos, me levanté alzando la mirada.
-Ouch. Dije del dolor en la pierna.
Cuando vi al chico desconocido todavía allí.
-¡Ah!. Grité del susto.
Cuando sentía que mi pelo se iba para mi cara y mi cuerpo para atrás. Él volvió a extender la mano y se inclinó un poco para llegar a coger la mía. Vi el cielo azul y mi corazón latió fuertemente por unos segundos. Cerré los ojos del miedo. Sentí la mano del chico en mi muñeca. Mi pelo cambió de dirección hacia atrás. Cuando sentí su otra mano en mi espalda y el golpe en la parte delantera. Abrí los ojos  y vi la puerta principal del instituto y más abajo un hombro azul de la ropa.
-¿Estás bien?. Dijo una voz suave.
No respondí.
-Estás temblando.
Mis piernas temblaban. Era muy incómodo por lo que estaba agarrada de un desconocido que no me soltaba, tenía la sensación de que estaba al borde de caerme. El chico dio dos pasos hacia atrás sin soltarme. Qué raro parecía que me había leído la mente de algún modo. Con mi mano izquierda cogida de la muñeca y la derecha en mis riñones.
-¿Te has asustado?. Dijo con una voz un poco preocupado de no haberle respondido.
-Sí . Dije tartamudeando.

-Tú también me has asustado. Tranquilízate estás tensa.
Miré mi mano derecha y le estaba agarrando de la chaqueta azul oscuro.
-Cierra los ojos. Puedes apoyar mi cabeza en mi hombro.
Seguro que miraba de reojo pero no le hice caso. El brazo izquierdo del chico se movió, di un paso atrás para alejarme pero de inmediato me cogió de la cabeza haciéndome apoyar la cabeza en su hombro.
-Cierra los ojos. Me susurró con una voz suave y colocando su mano en mi espalda.
Cerré los ojos. Me sentí mejor por un minuto, cuando me sentía a gusto. Sus brazos se apartaron de mí. Abrí los ojos. El chico desconocido tenía los ojos esmeralda. Que parecían dos piedras preciosas en un humano.
-Soy Adrián Becker. Se presentó.
-Eva Haley. Respondí.
Suspiré del alivio me encontraba mucho mejor, habían servido sus consejos. Puse los ojos en blanco, parecía que se había parado el tiempo por un momento.
-¡Oah! .Grité mientras daba un saltito.
Eran y media. Me faltaba la mitad de la clase.
-¡Adiós!. Dije antes de abrir la puerta.
Él confuso le vi girado mirándome. Llegué a la clase y abrí la puerta bruscamente. Y la cerré tan fuerte que toda la clase e incluso el profesor me miró.
-Perdóneme, profesor. Dije mientras separaba la silla de la mesa y me sentaba.
La clase se me hizo corta por lo que me había saltado la mitad. Cuando solo quedaban diez minutos apareció Nuria Steel, las demás se rieron."Que crueles". Pensé. Cuando terminó , recogí las cosas de la  antigua asignatura para la siguiente clase. 
-¿Que te ha pasado?. Dijo una amiga.
-¿Por qué has llegado tarde?. Dijo la de atrás.
-Se me han pegado las sábanas.
-A Nuria también. Dijo mientras se reía.
-Yo también.
- ¿Y? ¿Has visto su cara cuando ha llegado?. Dijo volviéndose a reír.
Me estaba ofendiendo a mí cuando llegue a clase todos me han mirado por el portazo que he dado al cerrar. Que vergüenza pasé en ese momento.
-Debe de haber pasado vergüenza .Añadió una.
-Pues yo también.
-¿Que pasa después de lo que nos hemos reído de ella la estás defendiendo?.
No respondí, no quería que se enfadasen conmigo.
-Bien entonces no es buena idea que estés con nosotras.
Y sin decir nada más se fueron.
¿Que tenía de malo defender a una compañera de clase?. Se suponía que tendrían que ellas haberse disculpado. Solo era mi opinión. ¿Qué pasaba si me sentía así ?. ¿Es malo? Pero me iba a quedar sola por qué siempre  me juntaba con ese grupo de tres.
Me senté de nuevo en la silla tenía matemáticas otra vez por mi nuevo horario. Bajé la cabeza durante un segundo. Vi un mano pálida en mi mesa que se apoyó por un segundo y subí la cabeza.
-¿De qué hablaban de mí?. Dijo con una voz aguda mirando dirección abajo.
-Se reían de que habías llegado tarde. Tartamudeé
Se estaba armando de valor con lo tímida que es, nunca me había hablado.
-¿Te reíste?. Dijo con nudo en la garganta.
-No. Todo lo contrario, yo también he llegado tarde. No entiendo porque esas risitas.
-Gracias. Dijo ella con una voz de hilo fino.
 Se fue alejando de la mesa con la cabeza baja que se tapaba la cara con su pelo liso y negro. Y salió de la clase; nada más que saliese , apoyé mi cabeza en la mesa con sueño. Con los ojos cerrados me quedé unos minutos, dándole unas vueltas a la cabeza.
¿Se habían enfadado por esa tontería?¿Era por defender a la chica que les daba envidia?¿Eso iba a separar nuestra amistad? Lo que más me dolió es que nada más notar de que la estaba defendiendo, sin pensarlo se fueron. Estaba preocupada. Alcé la cabeza, me levanté de la silla y salí por la puerta sin evitarlo más. Buscándolas por los pasillos tuve suerte de encontrarlas.
-¡Chicas!. Grité.
Estás se giraron.
-Chicas ,¿no creéis que se merece un respeto?. Dije sin nombrarla por la gente que miraba la escena.
-Lo que te hemos contado y ahora nos damos cuenta de que eres una falsa sucia y cotilla. Fingiendo en todo momento y nosotras como idiotas consolándote de tus pobres padres.
-¡Serás...! No he fingido.
Ellas se fueron alejando.
-Me he estado callando , pero no puedo más. ¡Envidia la tenéis eso es lo que pasa! Dije sacada de quicio.
Veía como las cuatro acuchilleaban entre ellas sobre mí y se iban alejándose poco a poco de mí y de vez  apretaba lo más fuerte que podía. Tenía ganas de dar un golpe en el suelo de la rabia que tenía dentro del cuerpo. Pero iba a llamar más la atención de protagonismo para los pocos espectadores que había. Salí corriendo de ese lugar, huyendo.
Cuando volví a mi casa pensé en lo ocurrido. Llegué y busqué mi peine por el salón desanimada. Cuando vi el peine mordido por los dientes de Mika.
-¡Mika!. Grité llena de rabia de que no podía ir peor el día.
Suspiré y sin decir nada cogí mi monedero y salí por la puerta. Fui al Ahorra Más que había cerca de mi casa. Cogí el peine en la sala de droguería\ perfumería.
Alguien me tocó el  hombro, me giré y vi la cara de Nuria. Me puse nerviosa de lo que me diría.
- Gracias por defenderme.
-No es nada.

Cuando llegué a casa la pequeña conversación que tuve con Nuria me había hecho sentir mucho mejor para tener fuerzas el día siguiente.

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